29 de desembre del 2013

‘cohousing’: un nuevo modelo de vivienda asequible y sostenible

Las viviendas colaborativas combinan los espacios comunes con los privados y promueven la racionalización de los recursos. Varias unidades familiares se unen en una cooperativa para compartir el uso de un edificio de viviendas.


Patricia Burgo Muñoz, El Diario Norte Magazine, 26/12/2013

Proyecto de rehabilitación de una casa en Aletxa (Álava)

La economía del bien común, el consumo colaborativo, o la financiación colectiva son diferentes modalidades de una teoría que persigue un mismo objetivo: un modo de vida más sostenible.

El acceso a la vivienda también tiene su versión dentro de esta filosofía de vida. Se trata de conseguir un nuevo sentido de la comunidad, mediante procesos participativos y a través del uso de más espacios compartidos y menos privados. Este sistema se denomina ‘cohousing’ o vivienda colaborativa. Un modelo con una gran tradición en el norte de Europa, -en Dinamarca el 10% de las comunidades funcionan así, y en Suecia llega incluso al 35%-, y que en España comienza a tener un desarrollo como una alternativa a la vivienda tradicional.

16 de desembre del 2013

¿qué hace público al espacio urbano?

Anatxu Zabalbeascoa, "Perder lo que es de todos (y 3)"
El País, 06 de diciembre de 2013

¿Dónde se sientan ustedes cuando quieren tomar un poco el fresco -o el sol por estas fechas-? ¿Dónde, cuando tienen un rato para ver pasar a la gente? ¿O los coches…? Cada vez resulta más difícil quedarse en la calle. Se complica algo tan simple como sentarse a disfrutar de casi nada en el centro de las grandes ciudades. Las calles se han convertido en un lugar de paso. Es incómodo y difícil quedarse un rato en una plaza, junto a una acera, o al lado de una fuente, a menos que uno esté dispuesto a pagar por ello y decida sentarse en una terraza. Con pocos bancos, los bordes de las fuentes públicas y los alféizares de los escaparates decorados con las alambradas que impiden que nadie se queda allí y decoran la ciudad con una desesperanzadora falta de civismo, cada vez es más difícil permanecer en la calle por el gusto de disfrutar de un rato de sol.


Ciudad satélite de Vällingby, (Estocolmo), 1954 de Sven Backström y Leif Reinius. FOTO: Sune Sundahl, The Swedish Museum of Architecture’s collection

Merece la pena tener cuidado con las pequeñas decisiones. Cuando el castigo es desproporcionado el educador se vuelve opresor y la intolerancia se confunde con autoridad. ¿Qué pensarían ustedes de un padre que pasea a su hijo pequeño –e ineducado- con un bozal y agarrado a una correa? ¿Quién tendría peor educación? Algo así sienten muchos ciudadanos, y muchos turistas, cuando no puden sentarse alrededor de las fuentes de la plaza del Sol, el los escalones de una iglesia o junto al escaparate de una tienda de lujo porque hierros retorcidos le indican que allí no es bienvenido.

Esta imagen de 1954 de la ciudad dormitorio de Vällingby al noreste de Estocolmo deja ver lo contrario. Un chapuzón en un día de sol. Una fuente junto al metro en la que poder sentarse y convivir. Ni los niños bañistas mojan a las señoras que descansan ni estas tienen que defenderse del agua que salpican los chavales. La fuente, ideada por los arquitectos Sven Backström y Leif Reinius, explica con sencillez cómo pude ser la mejor convivencia: tranquila. La imagen, incluida en el Atlas de la arquitectura del siglo XX que acaba de publicar la editorial Phaidon explica que el mantenimiento de los edificios empieza cuando estos son necesarios, comprendidos, utilizados y agradecidos por los vecinos.

La inclusión de imágenes como esta en un compendio que repasa la arquitectura del siglo pasado advierte también de ese peligro actual: la pérdida de lo que dábamos por hecho: el espacio público es cada vez menos público. Los peatones, y no los coches, hacen la calle. Los mejores urbanistas no olvidan ese principio básico. Y el sueco Sven Markelius empujó a los autores de esta ciudad dormitorio a jugar con densidades, vegetación y arquitectura para conseguir ofrecer un marco cómodo y digno en el que combinar un A,B,C (Arbete-Bostad-Centrum) -trabajo, vivienda y centro-, esencial de toda ciudad que desee vivir con tranquilidad.

(Anatxu Zabalbeascoa, "Perder lo que es de todos (y 3)")

12 de desembre del 2013

efecte llindar / effetto soglia

acaba de néixer un blog amic que es publicarà des de Sicília per a promoure una visió de la ciutat que passa per identificar el potencial dels seus espais com a base de propostes de reutilització.


El blog ha estat creat a la facultat d'Enginyeria i Arquitectura de la Universitat d'Enna "Kore", i és promogut per un grup de professors i estudiants que volen utilitzar aquesta plataforma per a posar a disposició d'un públic més ampli la seva recerca i observacions. Aquest blog té com a objectiu "narrar" algunes condicions de l'espai construït que ens envolta i en el qual treballem i vivim. El blog parlarà de reutilització en el sentit més ampli de la paraula, de les seves implicacions espacials així com de les econòmiques i socials; parlarà de la ciutat, la ciutadania i els usos de la ciutat; parlarà de la relació entre l'alimentació i la ciutat, i de com poden influir-se mútuament. Effetto Soglia parlarà de l'entorn material i immaterial en què vivim i de les relacions que hi mantenim.


caffè letterario Al Kenisa a l'antiga església dei Santi Pietro e Paolo, Enna

El blog ha sido creado por la facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universitat d'Enna "Kore", i está promovido por un grupo de profesores y estudiantes que quieren usar esta plataforma para poner a disposición de un público más amplio su investigación y observaciones. Este blog tiene como objetivo "narrar" algunas condiciones del espacio construido que nos rodea y en el que trabajamos y vivimos. El blog hablará de reutilización en el sentido más amplio del término, de sus implicaciones espaciales así como económicas y sociales; hablará de la ciudad, la ciudadanía y los usos de la ciudad; hablará de la relación entre alimentación y ciudad, y de cómo pueden influenciarse mútuamente. Effetto Soglia hablará del entorno material e inmaterial en el que vivimos y de las relaciones que establecemos con él.


una parada al carrer en el barri de la Vucciria, Palerm

Il blog nasce in seno alla facoltà di Ingegneria e Architettura dell’Università di Enna “Kore”, ed è promosso da un gruppo di docenti e studenti, i quali vogliono usare questa piattaforma web per mettere a disposizione di un più vasto pubblico le loro ricerche ed osservazioni. Questo blog ha come obiettivo quello di “narrare” alcune condizioni dello spazio costruito che ci circonda e nel quale operiamo e viviamo. Il blog, parlerà di riuso nel senso più ampio del termine, delle sue implicazioni spaziali ma anche di quelle economiche e sociali; parlerà di città, cittadinanza e usi della città; parlerà della relazione tra cibo e città, e di come l’una e l’altra cosa possano reciprocamente influenzarsi. Effetto Soglia parlerà dell’ambiente materiale ed immateriale nel quale viviamo e delle relazioni che con esso intratteniamo.

<www.effettosoglia.blogspot.it/>

7 de desembre del 2013

de vuelta al papel social del arquitecto

mejorar la calidad arquitectónica : la nueva Ley de Arquitectura debería incorporar criterios de evaluación social, urbana y ambiental de los proyectos
Josep Maria Montaner. El País, Catalunya, 5 diciembre 2013

En este periodo de replanteamiento, cuando ha disminuido la obra pública, se trataría, sobre todo, de recapitular, con el objetivo de mejorar la calidad de la arquitectura en Cataluña. Para ello, más que reconocer, premiar o promocionar la arquitectura catalana, tal como prevé el borrador de la nueva Ley de Arquitectura, que prepara el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, la clave consistiría en incorporar aspectos cualitativos en los procedimientos contractuales, priorizando criterios de calidad, de innovación, de inclusión y responsabilidad social, de creación de ocupación, de protección del medio ambiente, tendencia hacia la sostenibilidad y cuidado por un entorno saludable. Y para ello es básico repensar los procesos del antes y del después de cada obra, estrechamente relacionados.

Es decir, por una parte, se deberían elaborar unos criterios de valoración, basados en el fomento de la calidad de vida, que se aplicasen para primar la obra pública, es decir, las infraestructuras, los edificios y espacios públicos y las viviendas. Hoy disponemos de informaciones y criterios de evaluación sobre las características y lo que consumen automóviles y electrodomésticos; sin embargo, la arquitectura y la vivienda social adolecen de la falta de criterios holísticos de valoración que, además, ofrezcan la posibilidad de comparar obras dentro de unos baremos comunes. Aún hoy los usuarios desconocen las cualidades reales a valorar en una vivienda (la flexibilidad y calidad del espacio, el asoleamiento, la ventilación, la salud, la relación con el entorno) y se dejan llevar por características superficiales de consumo. Disponiendo de unos criterios de evaluación social, urbana y medioambiental se conseguiría superar, de una vez por todas, que los nefastos mecanismos de decisión para la adjudicación de la obra pública sean los presupuestos más bajos o las influencias más altas; y que en la obra privada lo sea el negocio y la pura especulación.

Por otra parte, se debe implementar una cultura que ponga énfasis en los usos, en el impacto urbano, social y ambiental de cada obra, en la posocupación, en los significados que se generan y en la relación con el contexto. Hemos de fomentar, en definitiva, una cultura de la auto-evaluación, que sepa aprender de la experiencia, de los aciertos y los errores, de los cambios y mejoras introducidos por los usuarios en los lugares para vivir, trabajar, aprender o relacionarse, de las opiniones de las personas, para ir revisando y nutriendo, precisamente, estos criterios de valoración y promoción de la calidad.

Disponer de unos criterios de evaluación y comparación, y desarrollar una cultura de la posocupación, va a permitir poner el acento en la aplicabilidad. No solo se mejoraría la calidad sino que se romperían barreras, recuperando la relación entre los criterios reguladores de la Administración y los criterios técnicos de los profesionales que proyectan, y restableciendo los canales de comunicación y expresión de los valores y de las experiencias de los usuarios. Definir e integrar los procedimientos estratégicos para incorporar estas valoraciones comporta, necesariamente, incluir mecanismos de participación ciudadana.

Si, como se anuncia, la Generalitat de Cataluña va a proceder a la tan complicada y polémica venta a sus inquilinos de parte de las viviendas sociales existentes, argumentando que es para tener recursos para generar vivienda nueva, aún será más imprescindible disponer de estos criterios de valoración social de la calidad urbana y medioambiental, implementando los estudios posocupacionales para que esta nueva etapa se caracterice por sus cualidades y por la superación de los errores.

Sería imperdonable que estas nuevas viviendas no fueran modélicas por sus características y arrastrasen inercias e insuficiencias del pasado. Y en estos criterios deberían tener relevancia los mecanismos que favorezcan la adaptabilidad inclusiva; que potencien el envejecimiento activo de la población; que consigan la desjerarquización de los espacios desde una perspectiva de igualdad de género; y que, desde una visión multidisciplinar, favorezcan la sostenibilidad social, teniendo en cuenta las relaciones con el contexto y potenciando las interrelaciones sociales.

Estos criterios de evaluación podrían convertirse en un referente que nuestra cultura urbana aporte a la comunidad internacional: son necesarios para nosotros y pueden ser útiles para asesorar a otros países. Más que seguir creciendo, lo que necesitamos y lo que podríamos aportar con la reelaboración crítica de nuestra experiencia de estas décadas de urbanismo democrático son referentes y criterios, sellos de calidad y elementos de autoexigencia. Es decir, podríamos conseguir un territorio catalán más reequilibrado y sostenible, y, a la vez, podríamos potenciar una cultura arquitectónica y urbana capaz de exportar criterios y pensamientos aplicables.

Josep Maria Montaner es arquitecto y catedrático de la ETSAB-UPC